Arte...arte...arte

En el turno tarde en la sala Solcitos continuamos expresándonos a través del arte.
En este caso pintamos con témperas y pinceles!!!!
Compartimos con ustedes todo nuestro trabajo...















En las salas de 3 años jugamos en nuestro salón de belleza

Este es nuestro salón



Los tocadores fueron pintados por los chicos con témpera y rodillo. 
Quedaron hermosos!!


Preparamos cada sector del salón para compartir y disfrutar junto a nuestras familias, una gran experiencia.




¡Agradecemos mucho a todos por la colaboración y las ganas de participar en nuestro salón de belleza!

De hijo único a hijo mayor

La llegada de un nuevo bebé a casa conmociona a todos, pero muy especialmente al hermano mayor; es un acontecimiento familiar que cada niño inscribe en su propia historia de manera particular. El embarazo de la mamá dispara una serie de cuestionamientos en los más pequeños con respecto al lugar que se le asignará en la estructura familiar al recién nacido. Surgen así nuevos sentimientos como los celos, como expresión del temor a la pérdida del amor de los padres y al desplazamiento.
Como cualquier otro sentimiento que surge en un niño, no hay que tratar de evitarlo, sino permitir que aparezca, “ponerlo en palabras” y trabajar en ello para manejarlo.
También es esperable que aparezcan algunas conductas regresivas como despertarse mientras duerme durante la noche, no retener pis y caca, dificultades en la alimentación, desafío ante los límites, etc.

¿Qué podemos hacer?
ü      Escucharlos y estar atentos a sus inquietudes al respecto.
ü      Tratar de incluirlos  en tareas que puedan acercarlos al bebé, participar de los preparativos y adecuación de la casa para el hermano que va a nacer, así como también hacerlos partícipes de los cuidados de la panza. Una vez que haya nacido el hermano, permitirle que colabore en sus cuidados, siempre que sea de su interés hacerlo.
ü      Recordar y compartir  anécdotas de su nacimiento y crianza, mirar fotos de cuando ellos estaban en la panza de la mamá, cuando aprendieron a caminar, comiendo solos, etc.
ü      Sostener sus espacios de exclusividad y respetar sus lugares y pertenencias, lo cual contribuye a afianzar el vínculo con sus padres.
La mayor dificultad para el niño, es aceptar que, a partir del nacimiento del hermanito, pasará a ocupar el lugar de hermano mayor y que dejará de ser y estar en el centro de la escena familiar.
Al principio lo más difícil y doloroso es que tendrá que aprender a “compartir a mamá y a papá”. Sin embargo, aquello que puede convertirse en una desventaja, puede a la vez proporcionarle un privilegio: la nueva posición que adquiere dentro del grupo familiar que lo diferencia de su hermano.
Todo dependerá de la actitud que empleen los padres al respecto; será necesario mostrarle al hijo mayor que ese nuevo hermano viene a sumarse y a ocupar un espacio propio y no va a quitarle el espacio que le pertenece a él, que cada hijo tiene un lugar y ese lugar no es intercambiable.
Ayudarlo a darse cuenta que él va a ser  “el más grande” y que podrá hacer cosas que el hermanito aún no y que éste es un lugar privilegiado dentro del grupo familiar.
En síntesis, garantizarle al niño que el amor no está en juego, y que su  mamá está igualmente atenta y disponible, más allá de que deba compartir el tiempo de crianza con el hermano menor.  Por eso es tan importante el rol activo del papá y del entorno afectivo que acompañen este momento.
Como papás, se puede ayudar al niño a transitar la situación de la mejor manera y a sentar las bases de un vínculo perdurable: el fraternal.
Lic. Daniela Pota
Psicopedagoga

¿Cómo le enseño a mi hijo a dejar los pañales?


         El control de esfínteres es un proceso difícil, ambivalente, lleno de idas y vueltas...
El bebé viene conociendo el mundo que lo rodea de determinada manera y de pronto se encuentra con la necesidad de esperar, de retener, de hacer pis y caca en otro lugar, de comprender que existen normas que cumplir  para poder ingresar al mundo de la cultura, al mundo de los adultos.
Es un momento muy importante  que requerirá por parte de los padres estar alertas, pero a la vez relajados para poder “mirar” a nuestro hijo. “Mirar” significa mirarlo a él en particular, cómo está, qué hace, qué no hace, qué espero de él, cómo se siente y, a partir de allí, buscar los recursos para poder contenerlo y acompañarlo en su aprendizaje.
El control de esfínteres  es el resultado de un proceso que no es lineal y que, como todo aprendizaje nuevo, admite algunas desprolijidades. No es el mero aprendizaje de un hábito mecánico ni tampoco una actividad que se logra de una vez y para siempre.
         Generalmente los niños a los 2 años de edad comienzan a tener percepción de los deseos de hacer pis y caca, pero el momento justo es muy variable.
¿Qué necesita un niño para lograr el control de esfínteres? Ante todo que, confiemos en sus propias capacidades, ser respetado en sus ritmos de desarrollo, sentirse “sostenido” por sus seres queridos, valorar sus esfuerzos, poseer un lenguaje comunicacional,  tener noción de su propio esquema corporal básico,  poseer determinadas destrezas motrices para poder agacharse, subir, bajar y  tener habilidad para subirse y bajarse el pantalón, calzoncillo o bombacha solito.
Los niños atraviesan diferentes etapas en su proceso del control de esfínteres:
ü      Hacen pis y caca en el pañal sin mostrar ningún interés en el tema.
ü      Avisan que se hicieron  luego de que están sucios.
ü      Avisan mientras están haciendo.
ü      Tienen ganas de hacer pis o caca y pueden avisar antes.
ü      Avisan y llegan al baño sin que se les escape. Pueden esperar.

Por lo general comienzan  a controlar primero de día y luego de noche. El 90% de los niños controla esfínteres entre los 2 y los 3 años y el control definitivo es a los 6 años aproximadamente. Generalmente se controla primero la orina y luego las heces. Es importante tener en cuenta que ante cualquier situación especial es esperable que se den retrocesos.
Este es un camino un poco largo pero que todos los niños sanos en uno u otro momento terminan de recorrer con éxito. 
Lic. Daniela G. Pota


¿Por qué los niños muerden?


Morder es una conducta que algunos niños en edades comprendidas de 1 a 3 años presentan. Existen diferentes razones de por qué lo hacen, pero en cualquier caso es necesario enseñarles desde el primer momento las consecuencias que acarrea el morder.
Para poder comprender este problema debemos entender por qué los niños muerden.
Los bebés emplean su boca para explorar, aprender y también para relacionarse. Es una de las partes de su cuerpo que se encuentra más desarrollada. En ocasiones con la dentición necesitan calmar sus encías con lo cual muchas veces muerden porque carecen de autodominio y actúan impulsivamente.
En el caso de niños de 1 a 3 años las razones son diferentes. A esta edad comienzan a socializarse, a relacionarse con sus pares, pero aún no poseen un lenguaje ni tienen las habilidades suficientes para comunicarse, es decir aún no han desarrollado el habla. Morder, pegar, tirar del pelo son comportamientos normales que se dan con bastante frecuencia y que no se debe interpretar como un auténtico “ataque” o una forma de agresión sino más bien como una manera de llamar la atención, como una intención de juego y de relación hacia el otro. Morder es una manera de conseguir un juguete o llamar la atención. También lo hacen cuando están nerviosos o se sienten frustrados: antes situaciones nuevas como lo es la llegada de un hermanito, el ingreso al jardín de infantes, una mudanza. Otros niños sencillamente muerden por imitación.
El concepto de agresividad tal como lo entendemos nosotros los adultos, no se puede aplicar a los niños. La agresividad supone una intención de dañar al otro y eso no existe a esta edad.
En edad escolar esta conducta suele desaparecer. A estas edades los niños ya comienzan a tener habilidades para la comunicación que permiten la convivencia con sus compañeros. Un niño que muerde frecuentemente en esta etapa puede estar presentando problemas emocionales.
Lo primero que nosotros como adultos debemos hacer es observar cuándo y por qué esta conducta aparece. Cuando un niño muerde siempre debemos transmitirle que la agresión no es aceptada. Debemos intervenir con rapidez, pero con calma y mostrarle nuestra desaprobación. Hay que explicarle que “no se puede hacer daño” mirándolo a los ojos. Si el niño está jugando se lo puede separar de la actividad (un ratito), si quiere continuar jugando con los demás tendrá que parar de morder, pegar, empujar, etc. También es aconsejable que tenga una conducta reparadora: ayudar a curar al amigo, darle un beso, pedirle disculpas…
Prohibir una conducta no significa que el niño entienda cuál es la conducta acertada. A los niños hay que mostrarles ejemplos a seguir: nuevas formas de relacionarse, esperar turnos, pedir prestado, acariciar a sus amigos…
Parte del aprendizaje de esta edad es descubrir que hay otro al que le duele tanto como a mí. Al otro hay que respetarlo, tanto como me deben respetar a mí. Desde pequeños los niños deben aprender una regla imprescindible para la buena convivencia: “NO HACER DAÑO A LOS DEMÁS”
Cuando el niño muestre conductas positivas como pedir permiso para tomar el juguete de otro niño, debemos elogiarlo, valorar que pueden jugar de manera pacífica con el otro. En estos casos lo mejor es el dialogo, hablar con firmeza y coherencia manteniendo siempre la calidad del vínculo afectivo.
   
                                                                                     Lic. Daniela G. Pota 
                                                                                                      Psicopedagoga

¡Chau dedo! ¡Chau mamadera! ¡Chau chupete!

No existe la edad exacta para que un niño logre dejar de chuparse el dedo  y  usar el chupete o la mamadera. Cada niño y cada familia tienen sus propios tiempos. Sin embargo, es necesario ayudar al niño a que pueda vivir este momento no como una pérdida sino como una etapa importante  del crecimiento. Para ello será necesario “mirar” al niño y prestarle atención para saber si está o no preparado para estos cambios… o mejor dicho, si” estamos preparados para estos cambios.”
Alrededor de los dos años, un niño ya puede dejar la mamadera y utilizar en su lugar un vaso con piquito o pajita o un vaso común. Existen muchos modelos y muy atractivos, con colores , formas y dibujos variados. Será bueno proponerle al niño ir juntos a comprar el vaso para que él pueda elegir el que le guste  y festejar juntos que creció y que ya no toma la leche en la mamadera. Puede también regalarle la mamadera a un bebé recién nacido o llevarla a algún lugar donde haya niños para que puedan usarla. Como todo cambio, será conveniente que el niño pueda dejar la mamadera en forma gradual, dejando para lo último aquellos momentos que puedan resultarle más difícil, como por ejemplo antes de dormir o a la mañana al despertarse.
Al dejar la mamadera puede pasar que empiece a tomar menos leche por un tiempo hasta que se acostumbre al nuevo cambio. Por lo tanto es importante ofrecerle otros alimentos que sean lácteos como queso, yogur, postrecitos, etc.
Entre los 18 y 24 meses, es decir, entre el año y medio y los dos, es conveniente ayudar a los niños  a acotar los tiempos en los que usa el chupete, para que tengan su boca libre para  comenzar a hablar. Decirle “chau” al chupete es una de las despedidas más difíciles que el niño tiene que realizar para ingresar al mundo de los niños más grandes. La succión produce mucho placer y, en determinado momento, le decimos que tiene que resignarlo.El chupete pudo haber estado presente para calmar dolores, tristezas, esperas o para simplemente succionarlo por el placer  mismo de hacerlo. Pero como todo objeto en la vida de los  niños cumple su función en un momento determinado y pasado el mismo, puede complicar o retrasar  algún nuevo logro o aprendizaje.Para que la despedida sea menos dolorosa tiene que sentir que hay alguna ganancia en esto. ¿cuál sería? El ingreso al universo de las palabras, del lenguaje y la comunicación con los demás. La necesidad de hacerse entender mejor y  pedir lo que necesita. No es fácil lograrlo solo, para ello necesita ayuda. Y esa ayuda es hablar con él acerca de ir pensando en decirle “chau” al chupete. Es recomendable explicarle que entendemos que no le guste la idea pero que va a ser bueno para él. También le diremos en qué momentos va a usar el chupete hasta que pueda dejarlo. El día que se tome la decisión es importante no volver atrás, sostenerlo y entender que puede enojarlo. Será entonces necesario que se busquen alternativas como por ejemplo leer un libro juntos a la hora de dormir o elegir un muñeco o un juguete que lo acompañe.
La mayoría de los niños dependen mucho de chupar el  dedo para relajarse y dormirse por la noche y durante la siesta. Este hábito al dormir es la parte más fuerte del comportamiento y la que toma más tiempo en eliminar. Es importante tratar de superar el problema de noche al mismo tiempo que se lo trata de superar de día, para reducir la frustración y aumentar la probabilidad de éxito. Cuando es bebé, este hábito puede reemplazarse ofreciéndole un chupete. A diferencia del pulgar, el chupete se puede controlar cuando el niño crezca porque uno se lo puede quitar. Si el niño tiene más de 1 año de edad y se chupa el  dedo porque está aburrido, se lo puede  distraer dándole algo para hacer con las manos sin mencionar su inquietud porque  se chupa el dedo. De vez en cuando será bueno elogiarlo por no chuparse el dedo.
La mayoría de los niños de 5 años de edad ya puede razonar y están en una etapa de desarrollo en la que pueden cooperar con los padres y tratar de superar un mal hábito. Deben poder comprender la relación entre causa y efecto, la capacidad para distinguir el  bien del mal.
Primero, se lo puede convencer, mostrándole cómo se le pueden arruinar los dientes y afectar otras partes
del cuerpo: se puede utilizar un espejo para que vea la distancia entre los dientes de arriba y los de abajo, la piel áspera y arrugada  que tiene en el pulgar. Si el hábito persiste, será bueno consultar con el pediatra para que realice una derivación al especialista.
A través de la succión se producen las primeras interrelaciones del niño con su madre. Inicialmente será el pecho, luego el chupete, la mamadera, el pulgar y otros objetos. Cuando el niño ingresa al jardín de infantes ya estaría madurativamente  preparado para haber superado las primeras etapas y actuar más  independientemente.
Lic. Daniela G. Pota. Psicopedagoga
PORTUGUÉS
Los niños juegan y experimentan el lenguaje portugués a través de rimas, canciones y sonidos.
La producción es sólo oral: comprensión de instrucciones y respuestas a las mismas.
Se alienta la producción de oraciones completas, pero no se las exige.











Se expone a los alumnos a figuras o dibujos impresos (flashcards) que tengan que ver con el tema que se está enseñando.

























Profesora: Rosa Da Silva

POESIA "MARIA CARACOLITO"

María Caracolito
camina lento,
como un barco de vela
con poco viento.

María Caracolito
habla cerrado;
ya aparecerá la llave
del candado.

Como pétalo que cae
de una rosa,
asoma su lengüita
silenciosa.

Bailan, juegan,
pintan un garabato.
Todos en un instante.
Ella en un rato.

Los ojos tras las lentes
de cristal,
son botones de nácar en su ojal.

María Caracolito
camina y no vuela.
Tal vez le crezcan alas
en la escuela.

Autor: PIPO PESCADOR

PROYECTO DE ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD

“… no se puede pretender de
todos igualmente, sino de cada
uno según su capacidad y los dones
que ha recibido de Dios”

Santa Francisca Javier Cabrini



El proyecto de “Atención a la diversidad” surgió como respuesta concreta a la diversidad de situaciones
que se hicieron presentes en nuestro instituto y en la comunidad.

Esta experiencia comenzó en el año 1998 como respuesta a la demanda del medio en la integración de niños
con diferentes capacidades, a las tendencias pedagógicas modernas y fundamentalmente, bajo la idea del
respeto hacia todos, la acogida, la solidaridad y la reconciliación como actitudes características del educador cabriniano.

En este camino que venimos recorriendo, la presencia en la escuela de niños con capacidades educativas especiales, resulta beneficiosa y enriquecedora para todos los integrantes de la comunidad educativa.

Es indudable que el esfuerzo llevado a cabo por los docentes para adaptar la respuesta educativa a las necesidades particulares de determinados alumnos, revierte necesariamente en la mejora de la calidad de la educación para todo el alumnado.

Aprender a vivir con la diferencia, el respeto mutuo y la tolerancia frente a quien es diferente, resultan valores fundamentales en la educación integral de las personas.

Para llevar a cabo el proceso de integración, fue necesario reflexionar acerca de las prácticas docentes, a través de la actualización y capacitación sobre la temática de la inclusión.

En este punto, la cuestión siguiente que se planteó fue la necesidad de tomar medidas educativas y organizativas adecuadas para responder a las necesidades de cada alumno integrado en particular.

De esta manera, se fueron elaborando pautas metodológicas y de apoyo, las cuales se revisan permanentemente en el contexto del trabajo en equipo.

Cabe señalar la importancia del trabajo en conjunto, en donde intervienen todos los miembros de la comunidad educativa: alumnos, docentes, personal especializado y padres.

Por último, es importante reflexionar acerca de que, cuando se integra a un niño con necesidades educativas especiales, ello no significa un beneficio para él mismo, sino un enriquecimiento para toda la comunidad educativa, ya que favorece los vínculos de solidaridad y cooperación, tan necesarios
en nuestra actual sociedad.

Esa sociedad que muestra permanentemente situaciones diversas y en la cual cada uno deberá encontrar su lugar, interactuando y compartiendo con otros, en los cuales encontrará semejanzas, pero también diferencias.

Cuando el proceso de integración escolar de niños con necesidades especiales se lleva a cabo en forma satisfactoria, lo cual requiere un amplio compromiso y formación por parte de todos los que participan en el mismo, resulta posible para ellos la elaboración de proyectos de vida que faciliten, en el futuro, una adecuada inserción social y laboral.

Como integrantes de la Comunidad Educativa Cabriniana, decimos que:

“Nuestro compromiso con los hombres y mujeres del siglo XXI

es brindar una adecuada educación a los desafíos

de nuestros tiempos, asumiendo la responsabilidad de

una superación continua del servicio educativo,

en todos los niveles y estamentos."


¡MOMENTO DE MODELADO!

Con masa escribimos nuestro nombre y modelamos nuestro cuerpo!












También representamos a la Seño Pame!

  Pre campamento salas de 5 años

Un espacio con mucho verde para disfrutar con amigos.



Les dimos de comer a los chivos.

Las Seños Angie y Lilian , nos prepararon ricas hamburguesas con tomate y lechuga. Que ricas!!







QUE LINDOS LOS JUEGOS, NOS SUPER DIVERTIMOS.
Después del almuerzo y del descanso , un lindo partidito de futbol.

Muchas gracias, a las seños, Maru, Angie, Pame, Lilian, Marty y Carla. Pasamos un hermosísimo día.