¿Cómo le enseño a mi hijo a dejar los pañales?


         El control de esfínteres es un proceso difícil, ambivalente, lleno de idas y vueltas...
El bebé viene conociendo el mundo que lo rodea de determinada manera y de pronto se encuentra con la necesidad de esperar, de retener, de hacer pis y caca en otro lugar, de comprender que existen normas que cumplir  para poder ingresar al mundo de la cultura, al mundo de los adultos.
Es un momento muy importante  que requerirá por parte de los padres estar alertas, pero a la vez relajados para poder “mirar” a nuestro hijo. “Mirar” significa mirarlo a él en particular, cómo está, qué hace, qué no hace, qué espero de él, cómo se siente y, a partir de allí, buscar los recursos para poder contenerlo y acompañarlo en su aprendizaje.
El control de esfínteres  es el resultado de un proceso que no es lineal y que, como todo aprendizaje nuevo, admite algunas desprolijidades. No es el mero aprendizaje de un hábito mecánico ni tampoco una actividad que se logra de una vez y para siempre.
         Generalmente los niños a los 2 años de edad comienzan a tener percepción de los deseos de hacer pis y caca, pero el momento justo es muy variable.
¿Qué necesita un niño para lograr el control de esfínteres? Ante todo que, confiemos en sus propias capacidades, ser respetado en sus ritmos de desarrollo, sentirse “sostenido” por sus seres queridos, valorar sus esfuerzos, poseer un lenguaje comunicacional,  tener noción de su propio esquema corporal básico,  poseer determinadas destrezas motrices para poder agacharse, subir, bajar y  tener habilidad para subirse y bajarse el pantalón, calzoncillo o bombacha solito.
Los niños atraviesan diferentes etapas en su proceso del control de esfínteres:
ü      Hacen pis y caca en el pañal sin mostrar ningún interés en el tema.
ü      Avisan que se hicieron  luego de que están sucios.
ü      Avisan mientras están haciendo.
ü      Tienen ganas de hacer pis o caca y pueden avisar antes.
ü      Avisan y llegan al baño sin que se les escape. Pueden esperar.

Por lo general comienzan  a controlar primero de día y luego de noche. El 90% de los niños controla esfínteres entre los 2 y los 3 años y el control definitivo es a los 6 años aproximadamente. Generalmente se controla primero la orina y luego las heces. Es importante tener en cuenta que ante cualquier situación especial es esperable que se den retrocesos.
Este es un camino un poco largo pero que todos los niños sanos en uno u otro momento terminan de recorrer con éxito. 
Lic. Daniela G. Pota


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